Reconozco que me da mucha rabia la expresión "Dentro de esta película se esconde otra mejor", pero a veces no se puede definir mejor una película: si tan solo se hubieran tomado otras decisiones en el guion, en el montaje o incluso en la propia dirección, es fácil que una película mediocre se convirtiese en una notable. Sin embargo, se nota cuando un título, por prometedor y aparentemente rompedor que quiera ser, está acabado a desgana y para salir del paso, bien sea por falta de presupuesto, inexperiencia o simple tedio. Es el caso de 'Blindado', una película que en sus primeros compases promete dárnoslo todo pero que nunca llega a explotar por culpa de un director al que un espacio tan pequeño se le queda brutalmente grande.
El coche (no tan) fantástico
No es excesivamente original, pero la idea de 'Blindado' promete, como poco, una hora y media de entretenimiento: un hombre entra a robar a un coche y se queda encerrado dentro, sin poder salir, a merced de su captor, que le habla desde una tablet y que puede conducirlo a distancia. Sin embargo, una vez se lanza la propuesta, la película se encalla casi de manera inmediata, incapaz de ir más allá del mero planteamiento y gustándose a sí misma más de lo que debería hasta llegar a un tercer acto donde trata de arrancar pero ya se ha quedado sin gasolina.
Al menos su director, David Yarovesky (que hace seis años ya nos trajo la irregular pero divertida 'El hijo') trata de crear dos protagonistas con personalidades bien trazadas, básicas y sin muchas sorpresas pero funcionales. El resultado es mejor de lo esperado, y consigue incluso crear emotividad real en sus (algo forzadas) interacciones. El problema es que la intención de la cinta no es la de hacer una historia repleta de personajes fuertes, sino la de ser un thriller de acción en el que nunca sepas lo que va a pasar después. Y ahí, tristemente, se cae con todo el equipo.
Porque 'Blindado' tiene la intención de ser agobiante y claustrofóbica, causando la asfixia en un espectador que navegue por lo inesperado, encontrando continuos vuelcos al corazón. Lamentablemente, es tan genérica que cualquier cinéfilo un poco avispado puede adivinar el final desde los primeros minutos. Más allá del desgaste físico del personaje de Bill Skarsgård, no es capaz de despertar demasiado interés ni en el guion ni en lo visual: los planos dentro del coche son siempre los mismos y no hay nada que el director pueda hacer para sacarnos de la simple rutina audiovisual.
El cocherito leré
Si algo ha conseguido 'Blindado' es que aprecie mucho más el esfuerzo de hacer con éxito una buena película ambientada en un escenario diminuto: puesta, por ejemplo, al lado de ese atrevimiento que fue 'Buried (Enterrado)', no hay color. No es que Rodrigo Cortés hiciera una obra sin tacha, pero lograba con creces cumplir sus objetivos. En esta película, a mitad del viaje en coche, cuando los personajes están volviendo a repetirse sus motivaciones por enésima vez, a uno solo le dan ganas de salirse del coche por puro aburrimiento.

Al principio de la película sí que se ponen varios temas sobre la mesa, como el colapso de Estados Unidos, la decadencia social o la desesperación por mantenerse en pie en un mundo empeñado en dar la espalda a quien ya está marginado de por sí. Sin embargo, se olvida pronto de ello para centrarse en un secuestro muy poco orgánico, dando por el camino varios saltos del tiburón hasta volverse aún más inverosímil: antes de hacer una película como esta, tan arriesgada sobre el papel, lo primero debería ser plantearse, primero, si hay algo que contar más allá del primer golpe de efecto. Si no, hubiera sido mejor convertirla en un agradecido cortometraje.
Al menos Skarsgård sí trata de poner toda la carne en el asador en su personaje, un padre miserable sin un duro luchando por el amor de su hija. A su lado está un Anhony Hopkins al que es imposible no tener respeto infinito, pero que en esta cinta se le nota en piloto automático (de hecho, durante la gran mayoría de la cinta solo hace las veces de actor de voz) y acaba emborronando aún más una cinta que ya adolece de un montaje que anula la sensación de peligro, un guion que se gusta demasiado a sí mismo y un director que se niega a tomar riesgos estilísticos provocando un lógico sopor en el público.
Lo dicho: en el corazón de 'Blindado' hay una buena película que en ocasiones sale a la superficie, con debates sobre la moralidad y la filosofía y sensiblería a flor de piel, pero parece tener miedo de lo que podría ser y no se atreve a dar un paso más allá: al final, en su afán por no asustar al público general multiplicando su seriedad o dejando salir la locura de su argumento desquiciado, acaba convirtiéndose en un popurrí blandito y olvidable de todos los thrillers de los últimos diez años. Un buen concepto desaprovechado que va a toda velocidad hasta estrellarse.
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