Se dice que el tiempo acaba poniéndolo todo en su sitio, y en el caso del terror dosmilero, es ahora cuando estamos teniendo ocasión de reivindicarlo. Tan bobo como disfrutón, la falta de presensiones del género en aquella época se mantiene como una de sus grandes bazas, pero eso no evitó que impactara igualmente a espectadores del momento.
El de 'Destino Final' es un caso muy particular. La película era en muchos sentidos lo mismo de siempre: un slasher cafre protagonizado por adolescentes atolondrados. En otros era una propuesta bastante única. El villano no era visible en pantalla y ni siquiera era un concepto tangible. Una serie de catástrofes hilaba un relato con ironía dramática para un joven Alex estaba totalmente aterrorizado de las coincidencias.

"¿Y si los personajes engañaran a la muerte, y la muerte viniera tras ellos?", decía Jeffrey Reddick en declaraciones a la BBC. El joven guionista había quedado impactado con la historia real de una mujer que había evitado un accidente de avión por cambiarse de sitio, y comenzó a idear versiones más truculentas de ese evento.
Inicialmente quería vender esta historia como un episodio de su serie favorita, 'Expediente X', pero no fue hasta que se lo enseñó a sus compañeros en New Line Cinema que le convencieron de que esto merecía ser algo original. Así, una historia de premoniciones del hermano de Scully fue eliminando conexiones con la mítica serie. Costó muchas versiones del guion dar con ello. Al principio también era una más abiertamente paranormal, pero acabaron centrándose en el elemento favorito de todos, esa mezcla entre las coincidencias macabras y el "qué pasaría".

Era precisamente esa mezcla la que tomó desprevenidos a los espectadores en aquel momento. La película fue todo un éxito, haciendo 112 millones de dólares en taquilla de un presupuesto de poco más de 20 millones. Consiguiendo no una ni dos, sino cuatro secuelas. Sus escabrosas escenas hicieron que toda una generación saliera acongojada del cine, pero también creó cierta adicción a una morbosa fórmula que funcionaba precisamente por lo cercana que se sentía, a pesar de ser increíblemente dramática.
Es innegable lo mucho que marcó a una generación. Cada rocambolesca muerte que sufrían los protagonistas era un potencial accidente a evitar. No hacía falta que una película intentase emborronar aún más la reputación de los aviones, pero desde luego esta la conseguía. "Nunca voy a conducir detrás de un camión que cargue troncos o vigas de metal", decía también un usuario en Reddit.
Pero por mucho que quisiera diferenciarse, era al ser juguetona con los tropos del género lo que le dio un estatus de clásico del terror para los fans. Puede que no fuese tangible, pero había un villano presente en la película que le daba sentido a las maquinaciones, y que jugaba con las anticipaciones del público como cualquier buen slasher. Incluso 25 años más tarde, cuando creíamos que esta saga era una horterada dosmilera sin nada nuevo que decir, el exitoso estreno de 'Lazos de sangre' nos ha demostrado que sigue habiendo hambre de esto.
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