La aclamación desaforada que se produce en los festivales, especialmente cuando empiezan desde largo tiempo a establecerse discursos o marcos narrativos de las películas, puede llevar a una distorsión sobre qué esperar. Es algo que perfectamente podría haber jugado en contra de una película como ‘Sirat’ de Oliver Laxe, premiada en Cannes con un premio del jurado compartido con la alemana ‘Sound of Falling’
Sin embargo, ha terminado jugando a su favor dos cosas. La primera, estrenarse casi inmediatamente después de pasar por Cannes, manteniendo un fervor que ha sido sorprendente. La segunda es que la discusión en torno a la película se ha centrado en términos sobre la experiencia, pero se han preservado los elementos más sorprendentes. Más allá de citar determinadas referencias fílmicas o incidir en el elemento festivo de su argumento, uno no termina de predecir por dónde va a circular la película, y es mejor entrar de esa manera.
Yo entré con la fortuna de saber lo justo. Las buenas reacciones, un poco de la premisa y también la carrera previa de Laxe, que había dejado grandes trabajos de refinado autor en películas como ‘Mimosas’ o la extraordinaria ‘Lo que arde’. Nada de ello me preparó realmente para lo que me terminó impresionando de ‘Sirat’, que conforma un viaje y un trance por el desierto fascinante que vale la pena experimentar por uno mismo.
La música de ‘Sirat’: texturas que van más allá
De momento no me voy a precipitar hablando de detalles que guiarían demasiado al que no la ha visto, así que voy primero a por un aspecto central más abstracto sobre el que la película podría sostenerse o despeñarse: la música. La historia de ‘Sirat’ comienza por la búsqueda del hedonismo a través del baile techno desenfrenado, aunque sea en la aridez del desierto. Graves enormes y bases retumbando incluso estando rodeados de nada, aproximándose a ser una religión alternativa para un grupo de personas que quieren probar algo nuevo.
Aunque los personajes terminan enunciando que esta música electrónica tiene que bailarse y no escucharse, la propia música de ‘Sirat’ termina siendo tan sibilina como la película en general. Laxe colabora aquí con el francés David Letellier, conocido en el circuito electrónico como Kangding Ray y “famoso” por su exquisitez arquitectónica del sonido, elaborando expansivas texturas de lo que se conoce como minimal techno. Algo que exhibe en la banda sonora de la película, recurriendo a ritmos muy potentes pero también subvirtiendo expectativas conforme la narración lo requiere.
La producción de Kangding Ray es paciente y muy hábil para reaccionar a la evolución de la historia, reventando altavoces mientras va entrelazando capas de inquietud y desasosiego que contrastan de maravilla y preparan al espectador para lo que se viene. Todo lo que cabría esperar de un veterano de escuela alemana que hace música para que puedas bailar sin quitarte el monóculo.
Cargados de miedo

A continuación spoilers de ‘Sirat’
Emplear con astucia texturas sonoras inusuales y ricas ayudan a alterar el carácter de road movie que presenta ‘Sirat’, que podría haber caído perfectamente en el descubrimiento espiritual que, en lugar de sentir fetiche por una religión tradicional, lo hace con la cultura rave mientras elabora un mensaje político vago y superficial. En su lugar, Laxe introduce maravillosamente de fondo tensiones bélicas que van a destrozar la busca hedonista de estos amantes del ruido.
El director es capaz de tener parte de esa película espiritual, explorando la sanación de la música y de la comunión con el grupo, y también atacar su despreocupación ante el riesgo que les rodea. Sus golpes de tensión a través de vehículos destartalados atravesando rincones imposibles recuerdan mucho a dos clásicos imprescindibles que en realidad son el mismo: ‘El salario del miedo’ y ‘Carga maldita’.
Que la película vaya progresivamente incorporando esos peligros, golpeando con tragedias y explosiones que despiertan a los personajes del trance, es una manera muy estupenda de evocar a esas historias de viajes imposibles. Evita que ‘Sirat’ caiga en un ensimismamiento peligroso, pero también ayuda a aterrizar ese desgarrador final con el que Laxe quiere que te sientas al final tan extasiado como perturbado.
En Espinof | Las mejores películas de 2025
En Espinof | Las mejores películas españolas de 2024
Ver 8 comentarios