El protagonista de 'Mad Men' habla de lo que significó para él y qué fue lo más desagradable: "El olor del aliento era delicioso"

Han pasado ya diez años desde que dijimos adiós a 'Mad Men', pero al igual que gran parte de los fans que la siguieron, sus protagonistas no se olvidan de ella y aprovechan cualquier ocasión que se les presenta para recordar los buenos momentos que les regaló. O las anécdotas más divertidas.

Durante uno de los paneles que tuvieron lugar el pasado sábado en el Festival de TV ATX ​​de Austin, Jon Hamm y John Slattery hablaron de la serie y también del rodaje. Y, entre otras cosas, bromearon sobre la enorme cantidad de cigarrillos y alcohol que consumían sus personajes. Algo que afectó especialmente a los actores porque gran parte de la producción transcurría en interiores.

"Creo que alguien hizo un recuento y solo en el piloto fueron 75 cigarrillos... Son cigarrillos falsos, pero eso solo significa que no tengan nicotina", expresaba Jon Hamm, añadiendo que, aunque "fue genial" no salir al exterior, "todo el escenario estaba lleno de humo de cigarrillo falso".

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John Slattery también explicó que los cigarrillos falsos estaban hechos de pétalos de rosa y malvaviscos y que para imitar los vasos de martini con vodka utilizaban agua de cebolla.

"Oh, el olor del aliento era delicioso", bromeó Hamm, recordando que "algunos de los actores más jóvenes” intentaron probar a fumar cigarrillos de verdad. “Dijeron: 'Vamos a fumar cigarrillos de verdad. Tenemos muchas ganas de ver lo que se siente'. Y yo les dije: 'Ya me contaréis qué tal os va'. Y a los tres días, estaban amarillos y cetrinos. Es una idea horrible”.

De hecho, el tabaco es una parte fundamental de la serie, porque es algo que acompaña a cualquier ejecutivo de publicidad (o a cualquier oficinista en general)  de principios de los años 1960.

“Recuerdo que en un momento dado tuve una conversación con los ejecutivos de AMC. Dijeron: '¿Tienen que fumar?'. Fue como: '¿En serio?' Sí, literalmente tienen que hacerlo. Son adictos a los cigarrillos. Por eso se venden. ¡Son súper populares!", contó Hamm.

Otro detalle que compartieron fue cómo se ruedan las escenas en las que deben probar comida, revelando que los actores aprenden pronto que lo mejor es dar bocados muy pequeños cuando comen porque tienen que hacerlo varias veces.

"También hay que moverla [la comida] por el plato. No todos podemos ser Brad Pitt. ¡Ojalá pudiéramos!", añadió Hamm.

El proyecto de toda una vida

Durante la misma charla, cuyos detalles principales recopilan medios como Variety, Hamm también habló de lo mucho que ha cambiado su vida 'Mad Men'.

"Empecé a los 35 años y seguí aquí hasta los 45. Fue una especie de momento de transición en mi vida. Nuestras vidas reales ocurren, las relaciones empiezan y terminan, la gente tiene hijos, se casa y se divorcia, y toda esta mierda ocurre en el mundo real. En cierto modo, parecía estar alejado de todo eso, de una manera extraña, porque gran parte del trabajo en la serie fue entrar en una cápsula del tiempo de verdad".

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“Si pudiera retroceder en el tiempo y visitar el set, sería literalmente una imagen perfecta. Cuando estás con todo el equipo, fumando un cigarrillo y mirando por la ventana falsa, la parte colgante falsa de Midtown, todo parece real y creíble", continuó, antes de agradecer a la serie el que le haya llevado tan lejos.

"Obviamente, es un gran honor, y es maravilloso haber trabajado y contribuido a algo que ha durado tanto tiempo. Me alegro de seguir vivo, básicamente por la cantidad de cigarrillos que me fumé. Y el trabajo que dedicamos parece estar a la altura del cariño que recibimos, que también es una sensación fantástica. Así que es genial. Es decir, estar aquí hablando de algo que hice hace una década y que venga tanta gente a escuchar es tremendo”.

De hecho, su compañero de reparto John Slattery también tuvo una reflexión similar sobre el rodaje.

"Parecía una vida paralela. Hacíamos esto unos seis meses al año y luego nos marchábamos. Durante un par de años estábamos bastante seguros de que lo volveríamos a hacer. Y estar en manos de ese equipo, esos guionistas y resto de actores te permitía tener una relación increíblemente íntima con ellos. Aunque no era tu vida de verdad, era igual de real, exigente y compleja. Todo era falso y al final nos íbamos a casa, pero fue un regalo. Lo entendimos enseguida".

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